Me converti en la esposa de un hombre obsesionado

Me convertí en la esposa de un hombre obsesionado: Una historia de amor y obsesión.

En la vida, a menudo nos encontramos con situaciones y personas que nos cambian por completo. Historias de amor que nos llevan a lugares inesperados y nos hacen descubrir partes de nosotros mismos que nunca supimos que existían. Así fue como me convertí en la esposa de un hombre obsesionado.

Todo comenzó como una historia de amor típica. Nos conocimos en el trabajo, él era mi jefe y yo era su asistente. Al principio, solo éramos colegas, pero con el tiempo, esa relación se transformó en algo más.

Nos enamoramos y decidimos casarnos.

Al principio, todo parecía perfecto. Él era un hombre encantador, cariñoso y atento. Me hacía sentir como la mujer más especial del mundo. Pero pronto comencé a notar pequeñas cosas que me inquietaban.

Como su necesidad constante de controlar cada aspecto de mi vida, desde mi ropa hasta mis amistades. Al principio, lo justifiqué como una muestra de amor y protección, pero con el tiempo, se volvió más y más opresivo.

Poco a poco, me di cuenta de que mi esposo estaba obsesionado conmigo.

No podía hacer nada sin su aprobación. Se enojaba si no le informaba cada detalle de mi día y me hacía sentir culpable si quería pasar tiempo con mis amigos o familiares.

Al principio, traté de hablar con él y hacerle entender que su comportamiento no era saludable, pero él se negó a escuchar y argumentó que solo estaba preocupado por mí. Con el tiempo, su obsesión se volvió más evidente.

Revisaba constantemente mi teléfono, mis redes sociales y mi correo electrónico en busca de cualquier señal de infidelidad. Incluso comenzó a seguirme a todas partes y a cuestionar cada movimiento que hacía.

Ya no podía soportar más esta situación.

Me sentía atrapada y sofocada por su amor enfermizo. Finalmente, decidí buscar ayuda y hablar con un terapeuta.

Descubrí que mi esposo sufría de un trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo. Su necesidad de controlar todo y su miedo a perderme lo habían llevado a una obsesión enfermiza. Fue un largo y difícil camino, pero con la terapia y el apoyo de mi familia, finalmente pude enfrentar la situación.

Aprendí a poner límites y a ser más asertiva en mi relación.

Mi esposo también buscó ayuda y poco.